(Español) Colapso, Saturno y melancolías
(Español)
Quisiera hacer una canción para todes mis amigues artistes que no pueden salir de la depresión imperante. Aquelles que sienten que el hoy es inefable y tremebundo, y que ya no se puede hablar de él sin sentir terror. No sólo es intenso, sino que es además incomprensible y atroz.
Colapso tiene para nosotres un sentido trágico y terrible. Sin embargo, también significa que algo ya no puede seguir así, como cuando decimos que el sistema colapsó, o que algo colapsa si persistimos en demandarle cosas.
Esto quizá sea el CEPO, el colapso experiencial podrido y orondo (hinchado) que nos rodea. Frente a ello, especular un buen LAME, que sería Laorganización de Artes Malas Extrovertidas, que, bien practicadas, derivarán en un GOCE, o sea, en un Gemido Orgulloso Colectivo Estético de características infinitas. Gemido puede parecerse, y mucho, a una práctica, proyecto, trabajo artístico. Sueño con eso.
Soñar, dormir, pero sobre todo, navegar. La práctica artística puede recuperar el coraje de navegar si logra salir de su zona de melancolías confortables. Sé que es difícil pensar esto porque el capital internacional maneja el arte internacionalizando la melancolía. Lo global es una estrategia saturniana, es decir, mitológicamente real, una pesadilla diurna, el manejo del eros, del cronos vital que hacen los biopoderes, que permite pensarnos en la misma matriz de tiempos, las mismas maneras, las mismas formas, el mismo final. Somos todos iguales y vamos así a las bienales.
Justamente la 60 Biennale de Venecia es una muestra de ello. Por un lado, la institucionalidad del arte con su art washing, su política de cupos (mujeres, ancianas, LGBT y queer, indígenas, migrantas, palestines y ucranianes….) que convierten la obra en producto de una biografía. Y cuesta pensar esa biografía (que termina siendo la obra que se expone, casi), por encima de prácticas de crianza mutua, lo que llamamos frente a la biografía excepcional la intensidad de las artes vitales que conecta con prácticas territorializadas. Por ello, también hablamos de arte contemporario, (en lugar de contemporáneo): temporario, digamos, que pasa y sigue y viene otro artista que ilustra algo que representa, y sigue.
Quizás sea momento de pensar, desde este colapso, ese otro momento. No tanto el que representa, sino el que vive. Insistimos en esto. Porque es el arte liberado de la exigencia representacional el que puede ayudarnos a procurarnos artefactos comunes de abrigo, alimento y memoria. La práctica artística es la potencia imaginativa que puede hacernos sentir los caminos para alejarnos de un futuro arruinado, con un presente de fiesta, fantasía, organización y encuentro, sobre todo, apañando y adjuntándonos en el presente.
Todes queremos alejarnos de ese futuro arruinado. Este futuro es un fenómeno particular: lo colocamos en el futuro, pero el colapso ya está planteado, y sus ruinas están en el presente. Es un punto de partida de la destrucción del antropoceno: la destrucción del futuro está en el hoy. Arruinar es volver ruinas. El futuro está arruinado porque las ruinas son del hoy, las vemos hoy. Ese es el lapso en el que entramos todes: el colapso.
En definitiva, al colapso hay que responderle con un presente codiseñado, colaborado, colapsado de las otras posibilidades que ya están. Descolapsar es el camino, decolar lapsos, despegar lo hinchado, volvernos intermedios de mundos, reaprender a escuchar, recuperar la potencia performativa, es decir, ejercer el derecho no autorizado a nuestras existencias, (y cuando digo nuestras, digo las de todes, porque más que nunca es paratodestode), y lanzarnos desde la precariedad, a crear. Recuperar la noción de creación, de imaginación pública, fuera de los cánones de la historia y la historiografía del arte, feminista, anticolonial, interespecies, amorosa y desmarcada.
En el GIME y el GOCE, contrarios a la melancolía negada y agravada, todos podemos comenzar a pensar en ser artistes, o ninguno podrá.
Kekena Corvalán

